Los tres aspectos de la utilización de fuentes históricas.
El primero la fundamentación.
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Se refiere a la fuente histórica de la que parte el
investigador. Es el punto prístino de donde surgirá el interés, la idea de conocer y
demostrar tal o cual suceso, tradición, comportamiento o idea que se quiera investigar.
Puede ser un documento escrito, un objeto o un testimonio oral.
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Se refiere a que una vez concluida la investigación histórica deberá ponerse a consideración del lector el lugar exacto de donde se obtuvieron las fuentes consultadas, esto permitirá contar con la confiabilidad necesaria y la suficiente certeza de que los resultados son producto de una investigación seria y científica.
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Fuentes Primarias y Secundarias de la Historia
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Son los documentos, testimonios u objetos originales que le permiten al historiador investigar directamente en ellos, sin la intervención de un intermediario (traducción, paleografía, edición, ente otros), pues se corre el riesgo de partir de una interpretación, o segunda lectura. Generalmente las fuentes primarias pertenecen al mismo período histórico que se esté investigando, pero no necesariamente; por ejemplo, puede haber varios años de diferencia entre dos
documentos originales, pero si ambos tratan de un mismo suceso, no dejan de ser
fuentes primarias en la misma investigación.
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Son los resultados concretos de la utilización de las fuentes primarias, es decir, libros, ensayos, artículos, biografías, monografías, entre otros. Este
tipo de fuentes no son de poco valor, pues son el producto de años de investigación
histórica. Y para la mayoría de las personas, es la única posibilidad que tienen para
conocer sobre temas históricos. Tómese en cuenta, por ejemplo, las dificultades físicas, conómicas, de tiempo y capacidad de investigación, que representaría el que todos los que quisieran conocer sobre algún tema histórico, tuvieran que acudir personalmente a consultar en las fuentes primarias.
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